El origen del vuelo en las aves podría explicarse a partir del aleteo en polluelos de perdiz
La perdiz chucar (Alectoris chukar) no habita en España
El origen del vuelo en las aves podría explicarse a partir del aleteo en polluelos de perdiz. Así lo revela una investigación de la Universidad de California en Berkeley publicada en Biology Letters.
Los investigadores estudiaron la reacción de crías de perdiz chucar (Alectoris chukar) al caer cabeza abajo desde una altura moderada y descubrieron que estas aves son capaces de ralentizar el descenso gracias a sus pequeñas alas, un talento "innato" que "mejora con el tiempo" y que "podría haber ayudado" a sus ancestros de hasta "hace 150 millones de años" a la hora de aprender a volar.
"Nada más haber salido del cascarón, desde el primer día, el 25 por ciento de estas aves ya saben cómo girarse en plena caída gracias al batido de sus alas y aterrizar de pie. El 100 por ciento es capaz de esto a los nueve días. Esto sugiere que hasta las alas más rudimentarias pueden ser muy útiles desde el punto de vista aerodinámico", ha subrayado el profesor de Biología Integrativa en la Universidad de la UC-Berkeley, Robert Dudley.
Por ello, el investigador, que asegura que "ninguno de los polluelos" resultó herido durante las pruebas, sostiene que el desarrollo de la maniobrabilidad durante una caída, aunque de forma "descoordinada y asimétrica", está en el origen del batido de alas y la circulación por el aire.
Dinosaurios arborícolas
Según Dudley, este hallazgo vendría a reforzar la hipótesis de que el vuelo procede de los dinosaurios arborícolas y a contradecir, en cambio, la idea manejada por algunos científicos de que este origen se encuentra en los dinosaurios terópodos, antecesores de los pájaros que se ayudaban de pequeñas alas al ascender por una pendiente --"como los alerones en un coche de carreras"-- en el sistema conocido como 'wing-assisted incline running' (WAIR).
Este mecanismo "jamás ha sido observado de forma regular" en la naturaleza, según Dudley, que indica que "ninguno" de los polluelos de perdiz chucar analizados en el estudio utilizó sus alas al correr por una pendiente en ascenso.
En cambio, el investigador afirma haber documentado durante los últimos "un gran número de casos" de animales como lagartos, hormigas o lemures que recurren a partes de su cuerpo para corregir su posición durante una caída y mitigar su impacto.
Fuente: leónnoticias