J. Alberto Torrijos Regidor. Asociación
Castellana para la Defensa, Uso y Disfrute de los Recursos Naturales. CASDENATU
Quien ha conocido
la naturaleza de la España interior se sorprendería si se le dijese que en los
hábitats de la Alcarria Conquense que se muestran en las imágenes adornando
este texto no hay especies cinegéticas. Así es, no hay especies cinegéticas ni
tampoco hay otras especies que conformaban hace años una rica biodiversidad.
Terrenos en mosaico donde la biodiversidad ha desaparecido |
En estos sistemas agroforestales se ha
producido lo que se llama un desastre ecológico a causa muy probablemente de
una agricultura agresiva con el medio natural. Antaño, eran zonas con gran
abundancia de especies cinegéticas de caza menor.
Desde el inicio del presente siglo XXI se
observó una disminución muy clara y progresiva de perdiz y liebre hasta la
primera mitad del decenio donde la ausencia de especies de caza menor es casi
total. Como en otros lugares, algunos emblemáticos para la caza de la provincia
de Cuenca, de forma desesperada se intentaron mejorar las condiciones de los
espacios cinegéticos con la instalación de comederos y bebederos sufragados por
los cazadores y, por supuesto, renunciando al ejercicio de la caza. No hubo
ningún resultado y la desaparición de esas especies podemos decir que se ha
consumado. ¿Hace menos de 15 años quién sería capaz de decir que en estos
parajes no existiría perdiz ni liebre? ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
(1) ¿Cuál es la posición y sensibilidad de las administraciones públicas sobre
este problema, del que han sido informados con profusión?
La
situación de la Alcarria
En las estribaciones que son antesala de la
Serranía Conquense, se puede contemplar suelos yesosos con vegetación esteparia,
propicios para especies cinegéticas de caza menor. En cuanto a la presencia de
agricultura, la hay en un porcentaje bajo (menor del 50% del total con más de
un 50% de terreno yeco o baldío) los cultivos tradicionales han sido cereal y
girasol. En estas vastas extensiones hace años abundaba la perdiz y liebre. Hoy
en día no hay prácticamente vida.
Terrenos donde antiguamente abundaban las especies cinegéticas |
Las últimas parejas de perdices rojas no son
capaces de reproducirse según hemos constatado esta primavera última del 2014.
Aunque se intuye el origen del problema pues no hace falta ponerse la bata
blanca e investigar sobre el efecto pernicioso de los químicos utilizados en la
agricultura intensiva, las causas científicas se “desconocen” (2).
Paisaje agroforestal donde las especies no son capaces de sobrevivir |
La predicción es la desaparición total de la
perdiz roja, estando la liebre ausente desde hace años. Cabe señalar dos hechos
importantes: el hábitat no ha sido modificado desde los años setenta y no ha
habido ningún tipo de repoblaciones de perdiz en estas zonas ni alrededores. Por
lo que las causas de la desaparición de las especies cinegéticas de caza menor apuntan
a los sistemas de producción agrícola que buscan la mayor obtención de beneficios
a costa del deterioro del medio natural.
Entonces,
¿dónde están las perdices?
Hoy la perdiz ha quedado reducida a parajes
donde no hay agricultura. Esos parajes hace veinte años eran secundarios frente
a otros de La Mancha o de la Alcarria.
Los Rochos altos son oasis para la fauna |
En las cotas más altas de las zonas más
llanas, antiguamente se construyeron muros por el ser humano para retener las
tierras y así poder ser cultivadas. Daban lugar a lo que en algunos lugares de
Castilla se llaman "rochos altos". En esos lugares se cultivaba el
centeno o el trigo chamorro que tanto bien hicieron a la biodiversidad. Hoy en
día, esos rochos altos se han transformado en praderas naturales sembradas de enebros,
carrascas, rosales silvestres, sirviendo
de alimentación y refugio a la perdiz roja. Al parecer, si no fuese por estos
lugares estaríamos hablando de la desaparición total y definitiva de la perdiz
roja en la estepa cerealista conquense; un animal emblemático de la naturaleza
española; un símbolo de España.
También, adentrándose en el monte uno puede
sorprenderse con el salto de alguna liebre y, por supuesto con arranques de
alguna piara de jabalíes, con carreras de corzos o con el ataque de la
protegida águila-azor perdicera a un
bando de perdices y sobre la que las administraciones públicas han puesto en
marcha costosos programas de conservación (3) al tiempo que hacen, en general
calladas por respuesta a los problemas que se les plantea en relación con la
pérdida de biodiversidad y desaparición de las especies cinegéticas de caza
menor, salvo excepciones (4) que, dadas las circunstancias, son de agradecer
(5).
Sólo en las zonas de montaña libres de agricultura se observa movimiento de fauna |
En ambos supuestos, rochos altos o monte de
sierra existe la biodiversidad perdida en muchos otros lugares. Es decir, en
las áreas con un único común denominador: la agricultura ha desaparecido, es donde han quedado
perdices. Las perdices de siempre y en los lugares de siempre.
A las perdices que fueron abatidas la pasada
temporada se les analizó el contenido del buche para determinar su alimentación
encontrándose insectos, semillas diversas de monte y el verdín natural que nace
en el suelo. Lo que indica un alejamiento de los diversos ejemplares de los lugares
cultivados hasta hace unos decenios de forma tradicional y en el presente de
forma intensiva, si bien están dentro de las áreas de campeo de los especímenes
pero curiosamente no son utilizados para conseguir recurso trófico. Ecosistemas en mosaico, ideales
para las relaciones intraespecíficas de las especies que daban altas densidades
de las mismas y que de un tiempo a esta parte se han convertido en un sumidero
de ellas.
Praderas sembradas de vegetación silvestre son el mejor hábitat en la actualidad |
¿Qué hacer ante este panorama?
Por una parte, parece
importante conseguir la prohibición de los fitosanitarios que han llevado a la
biodiversidad a la situación que venimos describiendo y denunciando. Es
importante saber que la prohibición de algunos componentes letales que han
venido formando parte de las semillas blindadas (curioso eufemismo que entiende
por blindaje el veneno) va a ser revisado a los dos años de su prohibición
temporal (6) que se produjo en mayo del 2013.
Por otra, el famoso
greening de la Política Agraria Común (PAC) puede tener la respuesta. Cumpliendose escrupulosamente la parte medioambiental de las
subvenciones provenientes de Europa. Ampliando esa ecocondicionalidad de las
ayudas, y supervisando el procedimiento obligatorio por parte de los que
tenemos intereses no lucrativos en la biodiversidad puede ser la pieza clave.
¿Cómo presionar?
Esperamos la
aportación de las distintas asociaciones de cazadores y los verdaderos
defensores de la naturaleza en un solo frente común, para parar este sangrado
de la biodiversidad española. Aunque vista la atención que nos prestan las
administraciones y sus políticos, unida a la lentitud en la toma de decisiones
y acciones, y sumada a los lobbys de las grandes empresas químicas; muy
probablemente la fauna silvestre de las grandes estepas cerealistas está
condenada a la desaparición.
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